13 de julio de 2006

Cuaderno de Lucio 5.5 - Del cotilleo en Panambí

Cotillean las comadres (co-madres, madres en cooperativa, hidra sin hijos -se han ido a Buenos Aires o, simplemente a la vida-, madres que vigilan el pueblo como vigilaban a sus retoños en horas de la siesta. No vaya a ser que se porte mal, que se descarríe). Cotillean las comadres, y en su bisbisear sestero se corporizan en una sola comadre plural; y hablan de sí mismas cuando dicen "dicen".

-Dicen que se viene la boda.
-Dicen que sí. Boda doble. Flor de fiesta va a haber.
-Y qué lindos mozos los Furst. Y qué lindas ellas, las gemelas. Flor de fiesta va a haber.
-Lindas puede ser, pero ligera de cascos parece la Eris.
-Y venir a engancharse con el César, siempre tan callado. Y la otra, la Lea, tan comedida y tranquila, con ese bruto de Aníbal.
-Los opuestos se atraen.
-Puede ser, puede ser...
-Delo por cierto. Sin ir más lejos, mi Mario y yo
-Sí, claro. Sí, claro.
-Sucede tantas veces ¿no? Él tan callado, y ella que bien podría guardar apariencias, al menos.
-Pero qué boda nos espera. Es como si todo el pueblo se casara.
-No es para menos, no es para menos.
-Asado va a haber.
-Y vino. Don Lucio guarda una bodega especial desde hace años. Va a tener que juntar dos casorios en uno.
-Ay, las dos novias, igualitas.
-No tan iguales. Dicen por ahí que la Eris no puede casarse de blanco. Ligera de cascos, eso es.
-Que sí, que sí, que la vieron con el César.
-Igual y todo, de blanco irá. Ciertos pecados se perdonan y a otra cosa, que si no, mucha tela sobraría.
-"Casada virgen, futura cornuda", decía mi abuela. Bien que le vendría un poco de ajetreo a la Lea.
-Dicen que los han visto, a ella y el Aníbal, camino del granero.
-¡No!
-Le juro. La mismísma Lea, tan mosquita muerta que parece.
-La mismísima Lea, que la oímos prometerle al Cristo que llegaría virgen a la noche de bodas.
-La mismísima.
-No se puede confiar en nadie.
-Mire mija, cuando llegan los calores, todo bicho busca el agua. Y quién lo frena al Aníbal si se viene al humo.
-Qué raro igual. Parecía una santa.
-Los santos, en el cielo. Aquí hacemos de tripas corazón.
-Y qué asado va a haber, verdad.
-Como pocos. Todo el pueblo está invitado.
-¿Y dónde será la fiesta?
-Del lado Sur, que hay más sombra. Ya trabajan los carpinteros.
-¿Carpinteros?
-Una o dos mesas serán nomás, para todo el pueblo, y parece que especiales.
-Enormes han de ser.
-Dicen que sí. Enormes.
-Mientras no llueva ¿no?
-Mientras no llueva.